El año es 1973... La alucinante década de los 60 termina y el principio del verdadero auge del rock empieza a tomar vuelo. Los nombres de bandas que hoy son sinónimos de rock clásico se empiezan a forjar. La música de Elvis y Dylan es llevada más allá por los Beatles. Las enseñanzas de Dizzy y Charlie Parker llevan a Miles a definir gran parte de lo que hoy conocemos como prácticamente todos los géneros de jazz. Bernstein y Shoenberg marcan la pauta en la cada vez más cataclísimica música sinfónica. Todos ellos marcaron el paso para que llegara una nueva camada de artistas en los 70 y definiera todas las vertientes musicales de sus géneros. En el caso del rock, una de estas vertientes fue el rock progresivo. Ininciado (de acuerdo a muchos) por Pink Floyd y King Crimson, dio lugar a una enorme gama de bandas que llevarían el concepto musical a un lugar más profundo, más intelectual, más virtuoso.
Para poder pasar a la banda de esta noche hablaré un poco acerca de este género del rock. El rock progresivo podría caracterizarse por cualidades en las bandas como: virtuosismo técnico, expresión sin cota a la hora de componer canciones que duran largos y muchas veces insuficientes minutos, letras que exploran la fantasía musical del sentimiento humano, una intensa dedicación al cambio, a esa expresión siempre volátil que sólo en la música se puede dar. Es en esta expresión donde radica la esencia del progresivo. El músico progresivo siente una profunda preocupación por llevar cada una de sus piezas a un lugar totalmente distinto con cada compás. Harmonías muy complejas, ritmos casi imperciptibles, melodías que de alguna manera se sobreponen al extraño mundo en que se fundamenta. Eso es el rock progresivo...
Una vez establecido de manera muy superficial las bases del progresivo pasaré directamente a la banda que nos concierne esta vez. Hoy hablaré del extraño y tantas veces incomprendido mundo del gigante gentil, los genios musicales de Gentle Giant. Banda creada por los hermanos Shulman y que en cada momento despliegan un dominio total no solamente de un instrumento, un domino total de todo un concepto musical.
Una advertencia, Gentle Giant no es para cualquiera. Como un grupo progresivo casi por definición, esta banda requiere un auténtico interés por conceptos más allá de melodías accesibles y ritmos llevaderos. Una vez dicho esto, pasemos a lo que se aprecia... En primer lugar resulta cautivante el amorfismo de sus piezas. ¿Cómo escribir algo sin forma que nunca parece salir de su lugar? ¿Cómo seguir una pieza que no parece tener ritmo? Si uno escucha a este grupo por primera vez resulta una experiencia densa. Admito que no es un grupo que se permite apreciar con una oída. Sin embargo cuando uno empieza a poner atencíon, intenta darle forma a lo que escucha, la empieza a encontrar... resulta fascinante. Cada instrumento sigue una línea totalmente independiente de los demás. Cada instrumento tiene una línea harmónica distinta, una base rítmica que parece nunca estar de acuerdo con las demás, y un papel que por sí solo nunca ocupa un lugar definido en la canción. Pero al momento de apreciar el conjunto y la velocidad a la que la canción despliega tantas texturas, la música se vuelve hermosa, melodiosa, rítmica.
Si tomamos en cuenta la definición que hace un momento hice del rock progresivo, nos faltaría alcarar un par de puntos. En primer lugar, un estilo musical así sólamente se puede alcanzar si cada músico es amo y señor de su instrumento y su concepto musical. El virtuosismo resulta fundamental para poder crear música como esta. En segundo lugar, las letras. Rara vez vemos una canción con los temas tradicionales de amor, pasión... temas que en esencia deberían regir al mundo pero que en su abuso se han convertido en algo insoportable. Imaginación, fantasía, cultura, historia, y por qué no, "think of me with kindness", mensajes honestos, originales, creativos. Qué mejor que complementar una pieza musical altamente deseafiante y fina con una letra que podría publicarse como un poema fantástico y surrealista.
Gentle Giant pasa por todos los caminos musicales. En un sólo disco escuchamos rolas casi incomprensibles, baladas hermosas, otras que incluso parecen meros divertimentos. Eso es el progresivo, música en un cambio incesante. Una gama enorme de instrumentos, ritmos, armonías, melodías... y al final del día es sólo música. Si todo fuera tan fácil, si hacer algo tan difícil fuera tan sencillo, habría más como Gentle Giant. Qué lástima que el mundo musical no estuvo dispuesto a llevarlos a la cima. Qué tristeza que el mismo mundo del rock progresivo los relegó a un segundo plano por atreverse a explorar el mundo de la música no-convencional. Qué bueno que no les importó. En fin, como un ferviente admirador de un gigante del rock progresivo los dejo con Gentle Giant.
P.D. El disco es el Octopus. Disco esencial para lo que más tarde se convertiría en su momento cúspide y que posteriormente comentaremos. Los dejo con Octopus, antesala de las obras maestras The Power and the Glory y In a Glass House.